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El Catavino se queda en casa con goleada incluida

El capitán, Lolo Prado, con tan solo un entrenamiento, intervino en el primer gol y marcó el tercero. Todo ello tras desperdiciar un penalti. Buena imagen de los portuenses ante un Jerez Industrial desbordado que terminó con 9.

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Excelente imagen y mejor resultado el conseguido por el RC Portuense en la XLII Ciudad de El Puerto. Goleada que supo a reivindicación y que se celebró por todo lo alto. El José del Cuvillo no mostró las grandes imágenes de anteriores veladas en el histórico Trofeo de la Bahía, pero poco pareció importar por las sensaciones que transmitió el equipo.

Y esa pudo ser la mejor definición que determine a los rojiblancos: equipo. De principio a fin. Uno que fue capaz de sacar del campo a unos industrialistas que se fueron diluyeron con el pasar de los minutos y que acabaron fuera de sí tras la expulsión, primero de su capitán Fran (37') y segundo, de Manu, al filo del final.

Si el Trofeo ha sido durante muchos años el mejor calibrador para etiquetar al equipo local en pretemporada, tras lo visto, poco o nada podrán encontrar de excusa para no convencer por lo expuesto. Una escuadra que continúa sin perder un partido. Invicto y que por primera vez encontró la portería contraria como nunca.

En fútbol los resultados a veces camufla el trabajo. En esta ocasión, el buen hacer de los portuenses descolocaron a un ordenado Jerez Industrial que comenzó impetuoso y descarado, pero que se fue difuminando minuto a minuto. El pasar de estos, sirvió a los de Dani Jiménez para que en una nueva edición el Catavino de plata se quedara en casa.

Buena culpa de ello la tuvo Lolo Prado que de nuevo volvía a su casa y de nuevo se mostró determinante para que la victoria se vistiera de rojiblanca. Como si el tiempo se hubiese detenido, los gritos de “Lolo, Lolo Prado, Prado” de los incondicionales sirvieron de presagio para lo que resultaría minutos después. 

El capitán, con solo un entrenamiento con sus nuevos compañeros, -de hecho, el viernes únicamente se ejercitó con carreras en la playa- no fue óbice para señalar el camino del triunfo. Su lanzamiento de falta al borde del área a la media hora de partido, significó la primera señal. El balón, que escupió el travesaño, lo recogió Melo, muy atento en segunda jugada, igualando un partido que había inaugurado minutos antes Barberá, de tiro cruzado.

La falta, muy protestada por los jugadores y el banquillo del Jerez Industrial, supuso la expulsión de su capitán Fran que protestó de forma airada y despectiva la señalización de Romero García. La jugada marcó dos destinos bien diferente para los respectivos capitanes.

El dominio local se tradujo en una nueva internada con penalti incluido a Alex Torres. La señalización, con suspense incluido al marcar córner una pena clarísima, tuvo la anécdota del choque. Alex Torres, que había sido agarrado por Isaac, se prestó a lanzar el balón a lo que la presencia de Lolo Prado y la insistencia de los compañeros, terminaron de convencer -o algo así- al habilidoso extremo en sus intenciones.

El penalti, bien lanzado y a la izquierda, fue parado por el cancerbero industrialista Alex.

Tras el descanso y a pesar de los cambios introducidos por Dani Jiménez, los rojiblancos lo siguieron intentándolo una y otra vez sobre el marco jerezano. Fruto de ello fueron los tres goles que se cantaron en la segunda mitad. Alex Torres, ahora sí, se desquitaba de la jugada protagonizada en la primera parte, y a pase del recién entrado Quique, alojaba el balón al fondo de la portería.

Aunque sin duda, lo mejor se reservaría para bien entrada la noche. Córner botado a la derecha y Lolo Prado, el progatonista del Trofeo, se marcó un gol olímpico que se coló sin remisión al palo largo, sin que el cancerbero visitante pudiera hacer absolutamente nada. La ovación, con dedicatoria incluida, sirvió para saborear el triunfo y el preciado Catavino de plata se quedara en las vitrinas de Valdelagrana.

La goleada la redondearía Miguel, cuando ya el partido moría y que no hizo sino certificar la superioridad de los de El Puerto.

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