En la actualidad, poco más de la mitad del centro histórico de Jerez (San Mateo, San Lucas, San Juan, Plaza Belén...)está despoblado y lo que es peor, “en ruinas”, pero eso no quiere decir que los jerezanos y no jerezanos (hay vecinos de Cádiz, Teruel, Madrid...) con una media de edad de 45 años que hayan apostado por esta zona para vivir vayan a quedarse de brazos cruzados. Todo lo contrario, después de años de capa caída, la Asociación Vecinal Centro Histórico de Jerez se reactivó el pasado año con más fuerza que nunca de la mano de una junta directiva renovada que encabeza Alejandro González y que en menos de un año ya cuenta con más de 100 asociados.
El botellón y todo lo que estas reuniones acarrea que este verano les está trayendo de cabeza fue la primera problemática con la que empezaron a tomar conciencia de que no podían seguir así. “En octubre empecé a repartir octavillas convocando a la gente a que viniera a la Plaza del Mercado y para mi sorpresa nos encontramos allí 50 personas”, explica González. Desde entonces se constituyeron en plataforma contra el botellón, haciendo patrullas para denunciar ellos mismos el “desmadre” que cada fin de semana tenían debajo de su ventana. Estaban dando los pasos para constituir un colectivo que en estos momentos concentra el mayor número de frentes abiertos y es uno de los más activos en Jerez.
Pensando que el verano sería más tranquilo, se han encontrado con una noche de los jueves más movida de lo normal, mientras que los fines de semana se han relajadom, lo que ha obligado al 092 a poner en marcha un operativo especial y a ellos a recuperar las patrullas que iniciaron el pasado invierno. Lo tienen claro: seguirán haciéndolo mientras las cosas no cambien y si este problema no se ataja del todo, llevarán al Ayuntamiento a los tribunales, como así hicieron los vecinos del Arenal en Sevilla, con los que, por cierto, han intentado contactar en vano.
Saben que el trasfondo es otro, ya que aunque esta última semana los ánimos estaban más tranquilos, la “excesiva permisividad” de los agentes con los adolescentes y la cercanía de un conocido local de ocio que cierra ya por la mañana -y con cuyos propietarios han tenido contactos llegando a un acuerdo de no agresión- son un tándem complicado de batir. El horario de cierre de este tipo de locales, además, es otra historia. “Los jóvenes (muchos de los cuales denuncia que son menores) le han perdido el respeto a los policías desde el principio al pasar delante de ellos con las bolsas con los lotes de botellones que compran y no sancionarles”, señala González. Hace varias semanas, después de una noche de locura a finales de julio, el dispositivo del 092 recuperado para los jueves reaccionó con más de una treintena de multas en una sola noche, cifra que a los vecinos les sigue pareciendo escasa. “Teniendo en cuenta toda la gente que había, claro que son pocas; además, tenemos claro que esta reacción de la Policía se debió al golpe que los vecinos dimos en la mesa cansados de esta situación”, añade.
Como relata, han llegado a ver como los jóvenes practicaban sexo en plena calle, delante de su portal “y sabiendo que lo estaban mirando”, a no poder pegar ojo por el ruido (dos y tres de la mañana y seis son las horas más problemáticas) y ya no pueden más, pero “no vamos a parar”, advierte. Mucho se temen que la Mesa del Casco Histórico que tras constituirse antes del verano se reúne por primera vez en septiembre va a ser “monográfica” del botellón, pero también tienen claro que la razón de ser de su asociación no va exclusivamente por estos derroteros, puesto que su prioridad es la recuperación del patrimonio, aunque todo está unido, ya que pretenden fomentar sobre todo propuestas de ocio de calidad. “Qué más quisiéramos que la Plaza del Mercado estuviera como está la Plaza Plateros; queremos locales, pero donde la gente consuma y no vaya a base de botellón, porque eso es contraproducente hasta para este tipo de establecimientos”, apunta.
Ahora mismo, como apunta este representante vecinal, el botellón “es un problema puntual” que quieren erradicar y para el que en caso extremo acudirán a la justicia, pero el proyecto de futuro es velar por el patrimonio histórico-artístico por el que han apostado para residir y por su protección. Para ello han hecho un “inventario” de las fincas y edificios que actualmente están abandonados y en ruinas -la mayor parte son de propiedad privada después de que una buena parte fueran adquiridos para especular- y han trasladado al Ayuntamiento una batería de iniciativas en este sentido. Ven irrenunciable su derecho al descanso, al igual que el mantenimiento de la zona con seguridad y con más limpieza, alicientes imprescindibles para que las empresas apuesten por esta zona para abrir negocios. Tienen claro que una cosa atrae a la otra y mientras que el Consistorio no cambie el chip, aunque en materia de limpieza parece que empieza a mejorar, este entorno seguirá sin ser atractivo para atraer actividad, para lo que también es imprescindible más presencia policial y que el tránsito de personas no se limite a los domingos o los días en los que hay más misas en las iglesias de la zona.
“Estamos dispuestos a ofrecer ideas, que se abra un tabanco, que en esta zona no hay ninguno, y que se arreglen calles intransitables que dan vergüenza como están”, apunta a la hora de referirse a Juana de Dios Lacoste y Plaza Belén, puntos a los que el Consistorio se ha comprometido a dar urgencia en el sinfín de puntos pendientes para adecentar. Pero como en el colectivo saben que no hay nada mejor que dar ejemplo, y para después del verano ya tienen previsto comenzar a limpiar fachadas ellos mismos. Una acción reivindicativa con la que esperan que los competentes en esta materia se den por aludidos.
Les queda mucho por hacer pero ya no hay marcha atrás y ni harán más concesiones a las administraciones. Hasta un centenar de casas y palacios en ruinas han llegado llegan a contabilizar en un trabajo al que han dedicado más de tres meses para recopilar el estado exacto en un listado que evidencia más que nunca el abandono que sufre esta zona. La reapertura del Museo Arqueológico les ha dado una alegría, pero con calles literalmente clausuradas al paso de vehículos u otras en las que, simplemente, la confluencia de un coche con un peatón es casi una misión imposible (esquina de calle Cabezas con Justicia en San Mateo) y derrumbes cada semana que ni llegan a trascender porque no son zonas habituales de afluencia de tráfico, siguen pesando y mucho las connotaciones negativas.
Una unidad ciclista del 092 que llegue a todas las zonas
La Policía Local de Cádiz acaba de estrenar su unidad ciclista, una propuesta que ya se da en otras ciudades del país y que en el seno de la asociación vecinal Centro Histórico siguen muy de cerca. Se trata de una patrulla de cinco agentes voluntarios que velarán por la seguridad y la vigilancia del casco histórico y las vías de extramuros equipados por supuesto con el pertinente uniforme y el casco obligatorio incluido. Además de estar más cerca de los ciudadanos, consciente de los problemas de accesibilidad que hay en el casco histórico, los vecinos ya han trasladado esta propuesta al delegado de Seguridad, Javier Durá, que hasta la fecha les ha dado “excusas”, de manera que ahora mismo está todo en el aire pese a que el colectivo vecinal cree que es una forma económica y eficaz de vigilar la zona. “Adquirir una serie de bicicletas no va a suponer mucho gasto y de esta manera los agentes pueden entrar y salir por la zona, que hay muchas calles por las que es imposible entrar en coche”. Otro llamamiento es a Infraestructura, para que acondicione el local de la antigua sede de la asociación de vecinos. De hecho, se han ofrecido a arreglarlos ellos mismos, porque les urge para promover actividades culturales y artesanales en el barrio, pero no hay manera.
ENTREVISTA A ALEJANDRO GONZÁLEZ: PRESIDENTE DE LA AVV CENTRO HISTÓRICO
"Con el dinero que se ha gastado de la Ciudad del Flamenco se podría haber rehabilitado medio centro histórico”
—¿Han renunciado al proyecto de la Ciudad del Flamenco?
—No queremos que se haga la Ciudad del Flamenco. ¿Para qué? Tenemos el Centro Andaluz de Flamenco, donde puede consultarse todo sobre el flamenco. Con el dinero que se ha gastado en la Ciudad del Flamenco ya se podría haber rehabilitado medio centro histórico.
—El Ayuntamiento va a cambiar los jaramagos que hay en este entorno del proyecto por un parque infantil
—Esa es la idea, hacer provisionalmente un parque infantil para los más pequeños y que al final seguro no será provisional sino que se quedará así.
—¿Qué otras propuestas han planteado?
—Además de más limpieza y seguridad que repercuta en la apertura de establecimientos de restauración de calidad, hacen falta mejoras en el tráfico. Hay calles en las que no caben los coches y los peatones, y luego están los turistas. A mí muchas veces me da pena cuando los veo deambulando por el centro histórico, habría que diseñar un itinerario específico y orientar más a este colectivo.
—¿Peatonalización total o semipeatonalización?
—Peatonalización total, aunque sabemos que para eso faltan décadas. Podría empezarse con itinerarios para coches y para peatones que sean accesibles.
—¿Se ha notado la reapertura del Museo Arqueológico?
—Sí y mucho. Estamos muy contentos porque hay otro ambiente en la Plaza del Mercado, sobre todo de niños, con las visitas de los colegios y con los talleres.
—¿Tienen expectativas en la recién creada Mesa del Centro Histórico?
—Ya está constituida y en septiembre tenemos la primera reunión que seguramente será monográfica del tema del botellón, pero hay muchas cosas que hacer.
—El Gobierno local ha anunciado una unidad específica del botellón, pero el SIP ya ha dicho que no hay medios suficientes
—Hay que garantizar el derecho al descanso de los vecinos y no es el SIP el que tiene que hacerlo. Llevamos ya 10 meses con el tema del botellón y nos preocupa.
—¿Cómo reaccionan los jóvenes que hacen botellón cuando os ven patrullando? ¿Ha habido algún momento de tensión?
—Suelen cortarse pero la gente está empezando a perder la paciencia y cualquier día se van a empezar a tirar cubos de lejía.
