El viceprimer ministro turco, Bulent Arinc, ha tratado de rebajar este martes los ánimos de las decenas de miles de manifestantes antigubernamentales pidiendo disculpas por la "violencia excesiva" empleada por la Policía en la represión de la manifestación pacífica que ha desencadenado cinco días de disturbios en todo el país.
Las palabras de Arinc, al frente del Gobierno ante le viaje del primer ministro Recept Tayyip Erdogan a Marruecos desde el lunes, contrastan con el tono desafiante empleado por Erdogan ayer, que tildó a los manifestantes de "saqueadores".
"La violencia excesiva que se usó en primera instancia contra aquellos que se estaban comportando con respeto por el medioambiente es equivocada e injusta. Pido disculpas a estos ciudadanos", ha señalado en rueda de prensa en Ankara.
"Pero no creo que debamos una disculpa a aquellos que han provocado daños en las calles e intentado coartar la libertad de la gente", ha subrayado el viceprimer ministro.
Arinc ha dicho que se reunirá con algunos de los organizadores de la protesta original en Estambul, que degeneró en una demostración sin precedentes de odio hacia el partido gobernante, el AKP.
Este martes, las tiendas permanecen cerradas en la principal avenida que lleva a la plaza Taksin, epicentro de las protestas, mientras miles de manifestantes marchan y corean eslóganes contra el Ejecutivo. Además, barricadas de basura mantienen bloqueadas otras calles que llevan a la plaza.
La ferocidad de la represión de las protestas iniciales el viernes, que comenzaron por los planes del Gobierno de construir en el parque Gezi, en la plaza Taksim, ha sorprendido incluso a los partidarios de Erdogan y ha sido condenada también por Estados Unidos.
HUELGA DE DOS DÍAS
Entretanto, la principal federación de sindicatos del sector público, el izquierdista KESK que representa a 240.000 afiliados, ha comenzado este martes una huelga general de dos días, originalmente convocada para defender los derechos de los trabajadores, para protestar contra la represión policial de las protestas pacíficas iniciales.
"Estas operaciones han ahogado el país en gases lacrimógenos. El primer ministro se ha vuelto tan despiadado como para describir a los millones que ejercen sus derechos democráticos (...) de un 'puñado de saqueadores marginales'", ha denunciado KESK en un comunicado.