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San Fernando

Enrique Varela cobró dos millones de dólares por mantener la neutralidad

Fue uno de los militares franquistas que recibió un soborno desde Londres para que España no participase en la guerra, según recogen los documentos desclasificados por los Archivos Nacionales británicos a los que ha tenido acceso 'El País'.

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El General Varela fue uno de los altos cargos de la época franquista que fue sobornado por parte del Gobierno británico para evitar que España participase en la II Guerra Mundial y mantuviese su neutralidad. En concreto el militar isleño recibió dos millones de dólares, la misma cantidad que se le pagó al propio Franco o al general Granda, que fueron los que más dinero recibieron.

Dicha información aparece este domingo recogida en el diario El País en un artículo firmado en Londres por el periodista Walter Oppenheimer y que ha sido sacada de los documentos desclasificados por los Archivos Nacionales británicos en los que se detallan cómo se fragúo esta operación de soborno que le costó a los británicos un total de 13 millones de dolares, lo que serían el equivalente en la actualidad a 222 millones de dólares y 170 millones de euros.

Según dichos papeles, todo se inició en junio de 1940 cuando el embajador británico en Madrid, sir Samuel Hoare, mandó un mensaje cifrado y de máxima urgencia a Inglaterra en los que dejaba entrever la posibilidad de que España abandonase la neutralidad en la II Guerra Mundial por temor a Alemania y por un movimiento que se estaba generando dentro del propio Régimen liderado por el general Yagüe que se posicionó en favor de la intervención.

A partir de ahí se desencadenó una operación con contó con el visto bueno del propio Wiston Churchill y que derivó en el pago de la cantidad antes reseñada de 13 millones de dólares para varios cargos franquistas. El artículo también recoge que el pago se realizó por mediación de una cuenta en Nueva York de un banco suizo y en la misma intervino el banquero mallorquín Juan March, que fue el que movió todos los hilos aquí en España.

Esto último fue así porque en todo momento desde Londres se guardaron bien las espaldas para que los sobornados no supiesen que el dinero procedía desde la capital inglesa porque las consecuencias hubiesen sido "un daño infinito" para el Gobierno británico, según aparecen en uno de los mensajes cruzados que recogen los documentos desclasificados.

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