La sombrerería Rusi, ubicada en Córdoba, cumple 110 años realizando de manera artesanal sombreros cordobeses y de ala ancha o andaluces que, según advierte su propietario Mario Roldán, "se venden en España y en el extranjero".
El comercio, que soporta a cuatro generaciones de una misma familia donde se ha respetado el legado artesano, está especializado en este tipo de elementos de la vestimenta más tradicional pese a que en la actualidad "se demande para romerías, ferias o nuevos aficionados al mundo de la doma vaquera", matiza Roldán en declaraciones a Efe.
El sombrero cordobés, diferenciado del andaluz, por el tamaño y forma de su copa, que adquiere una forma "en cono", se realiza a partir de la recopilación de pelo de conejo o libre que, reunida con una laca de almendro adquiere dureza para ser tratada.
Una vez tomada la media al cliente, el artesano comienza a dar forma con las dimensiones fijadas para, una vez colocado un molde, comenzar a "dar vapor para ablandar antes de comenzar a planchar".
Roldán, que asegura que para concluir un sombrero a medida hacen falta "dos días de trabajo ininterrumpido", advierte que en su sombrerería "todo lo hacemos a mano, incluso a hasta las costuras".
El propietario asegura que, pese a la crisis, "en los últimos tiempos vamos quedando menos artesanos por lo que se nota, pero no tanto como en otros sectores".
En este sentido, matiza que durante la primavera "aumenta la demanda" de encargos y que a lo largo del año la clientela "también acude a nosotros para que le hagamos tratamientos de mantenimiento".
Roldán enfatiza que "se trata de pelo" y que por ese motivo, "su cuidado debe ser adecuado si se pretende que el sombrero perdure en buenas condiciones".
El sombrero asegura que "nos han llegado incluso sombreros con más de setenta años en perfectas condiciones".
