La comisión especial de Naciones Unidas que está investigando las posibles violaciones de los Derechos Humanos cometidas en Siria ha revelado este domingo que "hay fuertes sospechas, aunque todavía no son incontrovertibles", de que los rebeldes han usado gas sarín.
"Nuestros investigadores han estado en países vecinos interrogando a las víctimas, a los médicos y, según su informe de la semana pasada, hay fuertes y concretas sospechas, aunque todavía no son incontrovertibles, sobre el uso de gas sarín", ha dicho la miembro de la comisión especial Carla del Ponte.
La que fuera fiscal jefe del Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY) ha aclarado que, de acuerdo con este informe, el gas sarín "ha sido usado por la oposición, no por las autoridades gubernamentales".
Del Ponte ha indicado, en una entrevista concedida a un medio de comunicación suizo-italiano, que el grupo de expertos de la ONU todavía no ha documentado el uso de armas químicas por parte del régimen de Bashar al Assad.
La investigación sobre el uso de armas químicas que lleva a cabo esta comisión especial está vinculada a las pesquisas sobre los posibles violaciones de los Derechos Humanos cometidas en el marco de la guerra civil.
Se trata de una investigación distinta a la que el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki Moon, ordenó llevar a cabo el pasado mes de marzo ante las denuncias de Gobierno y oposición sobre el supuesto uso de armas químicas.
ATAQUES QUÍMICOS
La polémica sobre el uso de armas químicas en la guerra civil siria comenzó el pasado mes de marzo, cuando el Gobierno y los rebeldes se acusaron mutuamente de haber atacado con armas químicas la localidad de Jan al Assal, en Aleppo, que habría causado al menos 26 muertos, incluidos diez civiles y 16 militares.
Un grupo de países, liderado por Reino Unido y Francia, ha pedido que también se investigue el supuesto ataque con armas químicas perpetrado en la localidad de Otaiba, en Damasco, pero Siria, apoyado por Rusia, ha insistido en que las pesquisas deben centrarse exclusivamente en el suceso de Aleppo.
Desde entonces, el Gobierno y los rebeldes han informado sobre el supuesto uso de armas químicas en distintas localidades sirias, algo que parecen haber confirmado los servicios de Inteligencia de Reino Unido, Francia e Israel, pero no el estadounidense.
En este contexto, el presidente estadounidense, Barack Obama, ha apelado a la "prudencia" y ha subrayado que, de confirmarse, el uso de armas químicas por parte de las Fuerzas Armadas de Siria supondría "un punto de inflexión".
En respuesta a estas acusaciones, el régimen de Al Assad ha negado el uso de armas químicas y ha acusado a Occidente de conspirar contra Siria y de "fabricar" asuntos para presionar a su Gobierno, además de armar y financiar a "terroristas".
Naciones Unidas calcula que desde marzo de 2011, cuando comenzó el levantamiento popular contra el régimen de Al Assad, unas 70.000 personas han muerto a causa de los combates entre las fuerzas gubernamentales y rebeldes.
El Gobierno atribuye gran parte de las víctimas a los grupos terroristas que actúan en el país árabe --según ha denunciado insistentemente-- con la financiación y el apoyo material de Arabia Saudí, Qatar y Turquía, entre otros.