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El Espanyol se engancha a la épica y se aleja del descenso

El Espanyol desmontó al Mallorca en Cornellá en un partido épico en el que se puso por delante con una falta de Simao (min.17), vio cómo los visitantes daban la vuelta al marcador en cinco minutos, empató de penalti y firmó el 3-2 a falta de seis para el final.

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El Espanyol desmontó al Mallorca en Cornellá en un partido épico en el que se puso por delante con una falta de Simao (min.17), vio cómo los visitantes daban la vuelta al marcador en cinco minutos, empató de penalti y firmó el 3-2 a falta de seis para el final.

Fue un mazazo para el Mallorca, que ya se veía con los tres puntos al descanso gracias a Giovani y Javi Márquez, pero la insistencia blanquiazul, liderada por Longo en la reanudación, tuvo premio. El italiano forzó un penalti y más tarde Baena culminó el trabajo. Oxígeno puro para los 'pericos', que se alejan del descenso.

La presión blanquiazul era total al inicio: recuperaciones, transiciones rápidas y cambios de posición para desconcertar a la zaga visitante. Aún así, apenas hubo disparos sobre Aouate. En uno de ellos, Simao impactó el balón en la mano de Kevin dentro del área, de forma involuntaria, y el árbitro no señaló nada.

El Mallorca, por su parte, apenas pasaba de medio campo con peligro. Sólo una jugada personal de Giovani, en el minuto 14, inquietó a Kiko Casilla, pero el delantero mexicano se quedó sin espacio ni ángulo tras su último recorte. Su vaselina no entró.

El Espanyol era una avalancha arriba. Y, finalmente, Simao se disfrazó de su mejor versión y sorprendió con un libre directo, por una falta de Javi Márquez sobre Baena, a Aouate y a todo Cornellá. Su disparo se estrelló en el interior del poste y entró. Imparable. Era el minuto 17 y el Espanyol veía recompensaba su constancia.

Los locales no renunciaron a una receta que ya había funcionado y siguieron muy presentes en el área rival. El Mallorca tampoco modificó demasiado su fútbol, pero sí recuperó más control defensivo -Geromel, impecable- y, poco a poco, fue ganando terreno al Espanyol, que ya miraba el marcador pensando en el descanso.

Pero en el minuto 36 Giovani tuvo más fortuna que en su primera ocasión. Tras un error defensivo, clamoroso, de su compatriota Héctor Moreno, el delantero del conjunto balear cruzó el balón solo ante Kiko Casilla y empató el partido a uno: un regalo. El Espanyol estaba algo desconcertado y lo acabó pagando caro.

Primero, volvió a avisar Giovani con un tiro de tacón y obligó a lucirse al meta blanquiazul. Después vino la sorpresa. Javi Márquez se encontró un balón perdido a diez metros de la frontal y conectó un zurdazo venenoso que, sin mucha potencia, acabó convirtiéndose en el 1-2 en el 42. El badalonés, exjugador del Espanyol, no lo celebró.

La reanudación empezó con los jugadores de Aguirre revolucionados en busca del balón y el empate. Pero faltaba orden. Y el Mallorca estaba muy cómodo jugando con pases largos y sin riesgos. A medida que avanzaba la segunda parte el equipo insular estaba más atrás y el Espanyol se crecía en los primeros compases de esta mitad.

La ocasión más clara la tuvo el bloque catalán. De hecho, no había noticias de Giovani ni de ningún atacante de Caparrós. Un fuerte cabezazo de Héctor Moreno, que llegó rapidísimo desde la segunda línea, acabó con el balón en el larguero. Pero hubo más ocasiones, casi todas con Verdú, Sergio García y Longo, en punta, como protagonistas.

El delantero italiano, que entró en el 46, ponía la garra en el área y su trabajo tuvo premio. El árbitro señaló, en el minuto 67, un penalti de Nunes sobre el exjugador del Inter de Milán que fue convertido por Verdú. Su tiro, raso, fuerte y hacia la izquierda. Miño adivinó la trayectoria pero no se estiró lo suficiente (2-2).

El partido estaba roto. A la tensión del marcador y las urgencias de ambos equipos se añadía la dureza del juego y el descontento general con el árbitro. Sin control de ningún equipo, Víctor pudo responder al empate al momento pero perdonó. Casi en la línea de fondo, el delantero envío por encima del larguero el balón.

Cuando faltaban diez minutos para el final, el árbitro enseñó la segunda amarilla a Luna y dejó al Mallorca con uno menos. Era el momento del Espanyol, que no se conformaba con el empate en su estadio: Capdevila probó el disparo, Longo cambio la dirección y fue Baena el que apareció para poner el 3-2 definitivo en el minuto 84.

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