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Muere Joaquín Moreno, el hombre capaz de paralizar un tren... tranvía

Dejó de existir este sábado víctima de un infarto y mantuvo durante estos dos años de litigios que la expropiación había afectado a su salud y a la de su esposa.

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  • Joaquín Moreno en noviembre de 2010 -

El propietario de una de las viviendas y un local expropiado por la Junta de Andalucía y que mantuvo la vía administrativa hasta conseguir la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), Joaquín Moreno, falleció este sábado pasado víctima de un infarto sin haber podido cobrar el justiprecio por sus propiedades, toda vez que el proceso tras las denuncias incumplimientos de las sentencias del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) que dejó en el más espantoso de los ridículos a la Junta de Andalucía, no ha sido resuelto por la Fiscalía.

Joaquín Moreno, quien litigó en solitario asistido por el abogado José Antonio Gamero contra toda una Junta de Andalucía y que dejó al descubierto que las obras del tranvía en el tramo de San Fernando y hasta el Caño del Zurraque se hicieron incumpliendo la legalidad vigente, quería llegar hasta el final en la defensa de sus derechos y de la contundencia de sus razones se derivó que la Junta desistiese de presentar recursos y aceptar la decisión del TSJA, comenzando el procedimiento de nuevo.

A finales de 2010, cuando se conoció la primera sentencia que recurrida por la Junta sin éxito, Moreno reconoció que lo había pasado mal hasta que tuvo que salir de su vivienda y también durante el tiempo del litigio, y que esa había perjudicado su salud. Además, su esposa estaba enferma e intentaban adaptarse los dos a vivir en un piso de alquiler después de más de treinta años viviendo en su propia casa.

Precisamente donde ahora se ha colocado el monumento a la Libertad de Expresión “se encontraba mi dormitorio”, dijo a Información entonces, a la vez que expresaba su satisfacción por la sentencia, independientemente de lo que había sufrido “y lo que estamos pasando, que lo llevamos mal. Me han quitado media vida”.

El único que faltaba por cobrar lo estipulado era Joaquín Moreno, el hombre que fue capaz de parar un tren, mientras que el resto de los afectados por las expropiaciones habían recibido ya el cien por cien del justiprecio.

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