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Para disfrutar con la familia y los amigos

?El Puerto, para los amigos?, es el lema de la Concejalía de Turismo y lo que mejor resume la vida de una ciudad enclavada entre el mar y la sierra, bañada por kilómetros de mar y cruzada por un río que han dejado la impronta en sus calles, monumentos, su gastronomía y la apertura y ganas de vivir

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  • El Puerto de Santa María es puerta de entrada a la Bahía y mantiene sus encantos naturales que le confieren estar situada entre el mar y la sierra. -
Con una extensión de 15.900 hectáreas, El Puerto de Santa María está situada entre el mar y la montaña, lo que la hacen ser única en la Bahía de Cádiz, de la que es entrada natural desde la campiña jerezana. Sus condiciones físicas y naturales la hacen privilegiada y prueba de ello son sus marismas, que debido a su valor ecológico han sido incluidas como Parque Natural dentro de la Red de Espacios Naturales Protegidos de Andalucía. En la costa suroeste las dunas se imponen, como al norte la sierra de San Cristóbal (desde la que se domina toda la Bahía de Cádiz y la Sierra gaditana), la atraviesa el río Guadalete y la bañan 16 kilómetros de litoral –la mayor parte de los cuales son playas bajas y arenosas- que hacen la delicia de quien visita la ciudad por primera vez o quien ya conoce todos sus encantos y la escoge para vivirla periódicamente. Si a esta variedad natural se le añaden su valor patrimonial y artístico, sus cálidas temperaturas a lo largo de todo el año convierten a El Puerto de Santa María en un lugar apetecible en cualquier época y muy apropiado para la práctica del turismo. Para disfrutar con familia y amigos.
   
El mar es el gran atractivo. Las playas son de fina arena y sus aguas cristalinas de importante valor medioambiental reconocido anualmente por la concesión de banderas azules, otorgadas por la Fundación Europea de Educación Ambiental (FEE). La Puntilla y el Aculadero son las más portuenses; La Calita y la Muralla las más coquetas, pero las más reconocidas son las impresionantes Santa Catalina -en cuyas cercanías han surgido las urbanizaciones de lujo Vistahermosa, Las Redes, El Ancla o Fuentebravía- y la extensa Valdelagrana. Seis kilómetros se extienden desde el río Guadalete hasta la desembocadura del río San Pedro dando forma a esta playa y a la de Levante, integrada en el parque natural de la Bahía, una zona de marisma reservada por sus valores autóctonos. Este espacio permite el contacto con la naturaleza gracias a sus senderos peatonales y carriles-bici abiertos al público que facilitan al usuario recorrer varios kilómetros hasta finalizar su recorrido en la vecina Puerto Real. Son múltiples las actividades que el parque de Los Toruños ofrece al visitante a lo largo de todo el año, que sirve para contemplar su vegetación permanente y una rica fauna compuesta por más de 40 especies clasificadas, en su mayoría aves y peces. La naturaleza ha dejado bellos pinares como el de Coig, los pozos de la Piedad, el del Oasis, el Coto de la Isleta, el Tiro Pichón, así como las Dunas de San Antón, existiendo también otros de titularidad privada como el del Obispo o el de Mochicle que bien merecen pasearlos a pie o en bicicleta.
   
Como complemento a este atractivo turístico, la ciudad ha visto incrementar en los últimos años su oferta hotelera y de apartamentos. Más de 3.000 plazas están disponibles para los visitantes en los 26 establecimientos, de cinco a una estrella y pensiones, con los que cuenta la ciudad.
   
El deporte náutico es una de las actividades que más auge está desarrollando en los últimos años. La práctica de la vela tiene dos lugares imprescindibles: Puerto Sherry y el Real Club Náutico. El primero posee dos mil puntos de atraque de embarcaciones, que serán ampliados, y tres mil plazas en marina seca, además de un club de submarinismo y una Escuela de Vela. La Federación Andaluza, además, tiene su sede en estas instalaciones que se ven completadas por un hotel de categoría, amén de restaurantes y zonas de ocio que hacen de este puerto uno de los más modernos de la provincia. El Club Náutico también dispone de una Escuela de Vela, de piragüismo, buceo, así como 140 puntos de atraque y 15 de marina seca hasta los seis metros, y de sus manos dependen, en buena medida, que se mantengan algunas de las competiciones que se suceden en agosto. Las regatas con más renombre son la de Juan de la Cosa y la Semana Náutica. Para los amantes del windsurfing la playa de Valdelagrana es el lugar idóneo y allí se pueden recibir cursos a un módico precio, amén de practicarlos. El próximo mes de julio acogerá el mundial de Windusurfing en fórmula experience, youth y master.
   
La vela no es la única actividad deportiva que puede practicarse, puesto que los amantes del golf disponen de un campo, el de Vistahermosa, de nueve hoyos y cuya ubicación, rodeada de las magníficas casas de la urbanización, la hace atrayente para cualquier deportista. El Club de Golf Vistahermosa, fundado en 1975, cuenta además con otros espacios para el ocio. El campo de Viña Rango, con 18 hoyos, está abierto a todos los niveles de juego y preparado para albergar campeonatos profesionales. Tiene una longitud de 6.300 metros, con suficientes atractivos para captar la atención del jugador más experto y del aficionado.                       Con una tradición marinera tan arraigada como es la de El Puerto, es comprensible que los productos del mar sean el elemento clave de los guisos y su gastronomía. Del esplendor de la cocina portuense dan fe la variedad de pescados, moluscos y crustáceos que se sirven en sus restaurantes y terrazas: Tortillitas de camarones, ortiguillas, los aliños de huevas, los adobos de cazón, los guisos marineros, y cómo no lo más obvio, los mariscos. De éstos, el que se lleva la palma es la gamba. Alrededor de ella nacieron esos famosos cocederos que han dado nombre a la Ribera del Marisco, traspasado fronteras y que le da a El Puerto ese ambiente inigualable. Al hablar de él todos asocian a la copita de fino y al papel de gambas cocidas.  En los últimos años, además, grandes cocineros se abren a la cocina fusión, que puede probarse en los restaurantes A poniente y El Arriate.        
   
El vino fino y el brandy son las dos bebidas por excelencia de la ciudad. Junto a Jerez y Sanlúcar forma parte del Marco de Jerez, lugar idóneo para la crianza de estos caldos de fama internacional. Terry y Osborne son las más antiguas, y  junto a ellas han surgido Gutiérrez Colosía, Luis Caballero, Bodegas 501, Grant y Emilio Lustau. Todas estas firmas pueden ser visitadas por el turista, que conocerá no sólo el proceso de fabricación de los caldos más famosos -del Fino al Pedro Ximénez pasando por el Moscatel y Amontillado- sino además podrá degustarlos y disfrutar -en el caso de bodegas Terry- de las maravillas de sus carruajes o comprobar cómo se pasa el día en una taberna típica situada en la parte alta de la ciudad -caso del Bodegón Obregón-.
   
La actividad vinatera marcó la fisonomía de buena parte del casco histórico portuense, catalogado de Bien de Interés Cultural (BIC). Sus calles rectilíneas recuerdan el paso de los antiguos arrumbadores y toneleros y sus blancas fachadas al exterior hacen singular el urbanismo portuense. Para conocer realmente su paisaje urbano bien merece la pena pasear por su alargado centro histórico que es un fiel reflejo de la evolución histórica de la ciudad. La Concejalía de Turismo propone cuatro rutas, histórico monumental, la sacra, histórica-arqueológica y la que evidencia la relevancia que América tuvo para la ciudad. Descubrirá en ellas la belleza del Convento de las Capuchinas, las casas de Cargadores a Indias, el barroco de la Casa de los Leones, el castillo de San Marcos, la Iglesia Mayor Prioral, el Monasterio de la Victoria, antiguo Penal del Puerto y la plaza de toros, que cada verano ofrece al aficionado grandes tardes de gloria con la temporada de abono. También hay que visitar su Museo Municipal y el Hospitalito, y las fundaciones dedicadas a dos de sus ilustres literatos, el poeta Rafael Alberti y el escritor Pedro Muñoz Seca que, además, da nombre al Teatro Municipal y en cuyo honor surgió el Festival de Teatro de Comedias, que se celebra en agosto al aire libre en el colegio San Luis Gonzaga, donde muchos afamados portuenses realizaron sus primeros estudios. En noviembre, toda la ciudad se vuelca con la Muestra de Teatro Andaluz que da la oportunidad de expresarse a las más jóvenes compañías.
   
La ciudad en fiestas merece vivirla y participar sin pudor.
El carácter hospitalario de los portuenses hará sentir al visitante como si estuviese en su casa.  El Carnaval está recuperando su esplendor y la Semana Santa pugna por hacerse un hueco en la solemnidad, pero sin duda El Puerto vibra con tres fiestas, la Feria de Primavera, la festividad marinera de la Virgen del Carmen y el 8 de septiembre cuando honra a su patrona, la Virgen de los Milagros.

Son emblemas

Las etapas de esplendor económico y social propiciaron la construcción de edificios emblemáticos como la Iglesia Mayor Prioral, el Monasterio de la Victoria y las singulares Casas de Cargadores a Indias, algunas de las cuales han sido rehabilitadas.  Torres miradores y escudos de familias de renombre se encuentran salpicados por todo el casco histórico y siempre bajo la mirada atenta del Castillo de San Marcos. Bajo sus pies, la antigua Aduana de los duques de Medinaceli, la fuente de las Galeras que abastecía de agua a la población, la antigua lonja, la Casa de los Leones, la centenaria plaza de toros, sus casas señoriales con sus patios conservados como antaño y sin olvidar a Doña Blanca.

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