Los peregrinos, llegados de toda Andalucía y de muchos puntos de España, han asistido a la salida de la Virgen ataviada con un manto verde, fruto de una donación anónima.
A las 12,15 horas, la lluvia daba una tregua, y la imagen, tras la celebración de una misa, aparecía bajo el marco del Santuario, bajo miles de pétalos y entre el redoble de campanas.
La Virgen de la Cabeza iba portada por los anderos, que llevaban 24 horas apostados junto a ella para no perder su lugar, y acompañada por dos trinitarios, que subidos a sus andas acercaban a los niños y tocaban la imagen con las prendas que lanzan los devotos para ser bendecidas.
La "Morenita", otra de sus denominaciones, ha recorrido las calzadas del cerro un poco más rápido que otros años ante el temor de la lluvia, que ha acompañado durante el fin de semana a los romeros y que ha hecho que este año, junto a la crisis y el pago de nueva tasas en el cerro, sean menor en número.
Una vez que la imagen regresa a su camarín, comienza la vuelta a casa por el camino viejo y la carretera de numerosos romeros y cofradías que llevan como distintivo de su estancia en el santuario los estadales (pequeñas medallas insertadas en cintas), que serán repartidos entre los que no han acudido a la romería.
La Cofradía Matriz, cientos de carretas, caballerías y todos los que pernocten en el Santuario, emprenderán el regreso mañana por la mañana después de despedirse de su patrona, haciendo parada obligada para almorzar en el Lugar Nuevo y por la tarde la ciudad de Andújar saldrá a recibir a la Cofradía.
Tanto durante la misa, que se ha celebrado dentro de la basílica por la lluvia, como en el traslado de la imagen, ha estado muy presente en las oraciones Rubén, un joven de 27 años que se encuentra grave tras ser atropellado ayer por la carreta en la que viajaba y que pertenece al coro de Andújar que ha cantado en la celebración.
Cuenta la tradición, que a unos kilómetros de la zona de la batalla de las Navas de Tolosa (1212) que enfrentó a árabes y cristianos, en agosto de 1227, un pastor de Colomera (Granada) encontraba la imagen de la Virgen en la concavidad de dos peñas, tras oír el sonido incesante de una campana y ver unas extrañas luces en lo alto de un cerro.
Esa imagen, dicen que era la que traía consigo al venir a España san Eufrasio, discípulo del apóstol Santiago y primer obispo de Andújar, y que en el siglo VII, cuando la ciudad fue ocupada por los árabes, fue escondida en uno de los cerros mas altos e inaccesibles de Sierra Morena para evitar su profanación.
