En este último mes de cuenta atrás antes de la Semana de Pasión, la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, Santo Cristo de la Fe, Santa Cruz de Jerusalén y María Santísima de la Amargura acelera los preparativos de cara al Jueves Santo. Así, el pasado 9 de marzo concluían los trámites del Triduo y Exaltación del Cristo, así como el estreno de las dos nuevas marchas, Una Flor para mi Amargura, del jovencísimo puertorrealeño Óscar Mosteiro; y La Amargura de una Madre, del algecireño José Miñano Couce. Antes, el Nazareno había presidido el Vía Crucis Oficial de las Hermandades y Cofradías y organizado su IV Trofeo de Fútbol Sala, sin olvidar el Encuentro de Jóvenes Cofrades.
Estandarte y paños nuevos
A ello se le unen más novedades, como es el nuevo estandarte, con bordado en oro fino y obra del artista sevillano José Antonio Grande de León, junto con el asta en metal plateado y repujado, estructura y pie soporte para el mismo, que se ha encargado al orfebre Manuel de los Ríos. Además, están los paños de bocina, que irán bordados con la insignia de la Hermandad.
La música la pondrán este año la Agrupación Musical la Expiración, de Salamanca y la banda algecireña Amando Herrero. Otra de las grandes novedades será el nuevo Hermano Mayor de la cofradía, Antonio Benítez Pecino, quien tomó el relevo de Manuel García Campillo en noviembre de 2011.
Benítez es heredero de una gran tradición que recuerda con cariño a otros grandes dirigentes como el propio García Campillo, su antecesor José Ortega, o el procurador Juan Martínez Jiménez, uno de los artífices, junto Manuel Martín López, de una reorganización que rescató en 1981 a la hermandad del ostracismo en que quedó inmerso tras la muerte del histórico Lucas Millán, hermano mayor durante 22 años.
Aniversario
Como ya ocurriera en 2008, con sus 175 años, la Hermandad vive este 2012 una importante efeméride, el vigesimoquinto aniversario de la Bendición de María Santísima de la Amargura. Con este motivo, se ha organizado un programa de actos que se prolongará hasta el 12 de octubre con una procesión extraordinaria, pendiente aún del permiso episcopal.
A la sobriedad del Nazareno y la Amargura se unirá un año más la solemnidad de la procesión del Silencio, que impresiona en la madrugada de cada Jueves Santo por el creciente número de penitentes que lo siguen por las calles.
