El aroma a flores recorría la calle Larga hasta desembocar en una larga hilera de personas que, como cada año, realizaron su estación de penitencia, entregando su ofrenda floral a la Virgen de los Remedios.El mosaico que incrustado en la fachada de la iglesia casi dejaba de verse cuando representantes de los sectores de la sociedad chiclanera dejaban sus ramos como muestra de su gratitud. Como es tradicional, los primeros encargados de tal labor fueron los representantes políticos.
Miembros del equipo de Gobierno, con su alcalde al frente, Ernesto Marín, y varios representantes de la oposición fueron pasando por el pequeño altar instalado para tal uso. Poco después vendrían la Chiclanera Mayor y su corte haciendo lo propio ante una multitud de unas dos mil personas a lo largo de todo el recorrido.Ya por la tarde, los chiclaneros culminaron la jornada con la salida procesional de su Patrona por las calles del centro.
En la calle La Vega le esperaba una hermosa alfombra con motivos eclesiásticos hecha con arena, por los miembros jóvenes de las cofradías. Finalmente, Chiclana volvió a engalanarse para celebrar una festividad que perdura tradicionalmente en la memoria.