La hormiga argentina, originaria de Sudamérica, es un invasor "imparable" presente en el Espacio Natural de Doñana, concretamente en los alconorques, y provoca graves daños en el ecosistema del parque natural, no sólo a estos árboles sino a las crías de aves y, sobre todo, a los anfibios.
Así se desprende del estudio que vienen realizando los equipos de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) sobre esta especie que mide escasos tres milímetros, gracias a los cuales puede ser transportada de forma accidental en multitud de mercancías y tan solo una reina basta para que se establezca en nuevos entornos, ha informado la entidad en una nota.
Se cree que llegó a Doñana en los años 70, durante las obras de reforma del Palacio de Doñana, sede de la Reserva Biológica de Doñana, entre la tierra y los materiales introducidos en la misma.
Las ventajas de la especie
"Está entre las 100 especies invasoras más dañinas del mundo según la Base de Datos Mundial sobre Especies Invasoras 2024 y está incluida en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras", ha advertido José Manuel Vidal-Cordero, entomólogo del Área de Monitorización Ambiental de la Infraestructura Científica Técnica Singular-Reserva Biológica de Doñana (ICTS-Doñana), que gestiona la EBD-CSIC.
Cuenta con varias ventajas frente a las hormigas autóctonas: Es poliginica, es decir, tiene varias reinas que ponen huevos de forma simultánea; polidómica, una colonia puede estar repartida entre varios nidos; facilidad para monopolizar los recursos ambientales y desplazar a las especies nativas; y es capaz de establecer el fenómeno conocido como supercolonias.
En Europa, ya se han identificado tres supercolonias de hormiga argentina; este fenómeno permite que sus diferentes colonias no se ataquen entre ellas e incluso cooperen.
Dado que no tolera bien las temperaturas extremas, su avance en la reserva biológica -dentro del parque nacional- está limitado a las construcciones humanas y otros refugios naturales, como los grandes alcornoques, árboles centenarios, verdaderos refugios climáticos durante el verano y en los que, desde 1992, se ha documentado la expansión de 'la argentina'.
Pequeños forasteros y grandes impactos
Esta imparable expansión tiene numerosas consecuencias negativas y algunas se deben al hecho de acabar con las demás hormigas: "Como solo queda esta especie, se pierden las funciones que realizaban otras hormigas, como la dispersión de semillas o la polinización de algunas flores", ha explica Elena Angulo, científica de la EBD-CSIC y experta en la hormiga argentina.
En cuanto al alcornoque, bajo el control de la hormiga argentina proliferan los pulgones, ya que los protege para obtener su melaza, como si de leche se tratara, con su consecuente impacto negativo en la salud del árbol; además, impacta en la crianza de las aves que anidan en los árboles invadidos.
Sin embargo, el hallazgo más llamativo sobre sus impactos se da en anfibios, revelando un equipo de la EBD-CSIC que ataca a los jóvenes sapos que salen de las charcas tras su metamorfosis como renacuajos: "Descubrimos que la hormiga tiene un veneno, la iridomirmecina, que actúa en especies de sangre fría como los sapitos y los paraliza", ha explicado Angulo.
Tan sólo 20 hormigas serían capaces de paralizar un juvenil de sapo corredor a pesar de tener un tamaño mucho menor que ellos. El veneno abrasa su piel y puede llegar incluso a matarlos.
En la Reserva Biológica de Doñana, el protocolo de seguimiento registra cada año los pequeños grandes avances de esta invasora. Después de las duras sequías de los últimos años su población parece estar debilitada: "Quizás ahora es un buen momento para plantearnos su erradicación en el parque", ha propuesto la investigadora.