“A los aforismos los llamo volaterías porque son cosas, pensamientos, imágenes, que están volando por el aire, a tu alrededor, normalmente se te escapan, pero a veces, si estás atento, logras cazarlas con la red, como el cazador de mariposas”, señaló el autor, para añadir: “Aunque yo más bien lo que cazo son musarañas; y más bien están dentro que fuera.”
Baltanás, que ha publicado su colección de aforismos con el sello La Veleta, asegura que no le importa mezclar los géneros, de modo que en este libro hay aforismos propiamente dichos (“Para practicar el amor libre hay, primero, que prescindir del amor”), greguerías (“El tiempo, en el reloj de sol, se detiene cortés un momento para dejar pasar una nube”), simples chistes (“Evidencia: Moa no es Mao”) y hasta microrrelatos.
Algunos son más líricos o más poéticos (“El otro lado del espejo nos está diciendo: ná es ná”), otros más son combativos y disidentes (“Las feministas son unas señoras a las que el sexo se les ha subido a la cabeza”), a veces, más ingenuos y ramonianos (“La O se admira de todo”), otras veces se tornan clases de periodismo (“Titular: decisión de que algo sea noticia”) y hasta críticas de arte (“No es arte si no consigues enterarte”).
El autor destaca la variedad temática de Minoría absoluta: política, filosofía, religión, costumbres, crítica literaria...”hay -dice- de todo lo que nos rodea; todo lo que vuela a nuestro alrededor, sea del género que sea, siempre que podamos darle alcance, claro”.
Pese a tal variedad se ha empeñado “en que haya un tono predominante, que es el tono de humor, un humor que será más dulce o más cáustico, depende”, aunque advierte: “No puedo escribir con mala leche; a lo único que no me gusta echarle vinagre es a la literatura; bastantes sofocones nos llevamos ya en la vida”.
A la pregunta de si escribir un aforismo o “volatería” es tan fácil como puede parecer, contesta: “No, por supuesto, lo difícil es darle la expresión adecuada”.