Ni en navidades se libran de las agresiones los sanitarios. La última en el centro de salud de Carlinda en la capital malagueña. La madre de un paciente amenazó a insultó a la pediatra que estaba atendiendo a su hijo sin cita previa. El Sindicato Médico de Málaga (SMM) se ha concentrado este miércoles para denunciar esta conducta violenta. De esta forma los médicos iniciaron el 2023 y también lo terminan. Un año en el que se han duplicado las agresiones.
Esperemos que en los presupuestos de 2024 se comprenda esto y se ponga un partida económica para las medidas de seguridad activa que necesitamos.Desde el covid las agresiones se han disparado, por una “crispación generalizada” entre los usuarios “por la alta demanda a la que no se puede hacer frente por la falta de inversión en personal”, ha señalado María Ángeles Bernal, vocal de atención primaria del SMM. La segunda casusa es la “falta de inversión” en el Plan de Prevención y Atención de Agresiones a los Profesionales del SAS: “Aquí no ha habido ninguna medida adicional”. “No ha habido ningún aumento de cámaras, no se han hecho obras en los centros para comunicar las consultas ni tampoco hay vigilantes de seguridad”, ha dicho Bernal, asegurando que “todavía no ha visto” la implantación de medidas de seguridad adicionales.
Solo a médicos, ya se han producido más de 30 agresiones físicas y verbales, “duplicando prácticamente las cifras de 2022”. El distrito sanitario Málaga-Guadalhorce es uno de los más afectados, en esta zona las agresiones han aumentado “un 40 por ciento” en los últimos dos años.
“Lejos de descender, las agresiones están aumentado”, porque “faltan” medidas de seguridad, ha recriminado la responsable sindical a la Junta de Andalucía: “Esperemos que en los presupuestos de 2024 se comprenda esto y se ponga un partida económica para las medidas de seguridad activa que necesitamos”.
La última agresión
Según el SMM la mujer acudió sin cita pero la pediatra encontró un hueco y atendió al niño. Mientras lo auscultaba, la madre le indica a la facultativa que no le parece bien que utilizara la linterna del teléfono móvil, “que para la profesional es más provechoso, en lugar del foco de la consulta”. Seguidamente, supuestamente, “le obligó a que le explorara los oídos” y al descartar la médica ningún tipo de gravedad, le prescribió una medicación; aunque la madre “le ordenó que debía seguir examinándolo para descartar otros posibles problemas de salud, que al parecer el niño no presentaba”.
La facultativa le explicó que no era necesario al encontrarse bien y sin ningún tipo de dolencia, pero, tal y como explican en el comunicado, “la mujer reaccionó con gritos, coacciones”, y frases como: “No me provoques que no sé lo que puedo hacer contigo”. Además de “amenazas y humillaciones en una actitud muy violenta”, por lo que avisaron a la Policía Nacional. La pediatra ha interpuesto una denuncia y se encuentra a la espera de la resolución. “Venir al centro de salud a solicitar una atención, a alguien que va a cuidar de la salud de tu hijo, y exigir esa atención a base de humillaciones y amenazas no es la forma”, ha sentenciado Bernal.
