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Deneuve lidera la revolución de las ?mujeres florero?

La Mostra se mantuvo en lo notable en su cuarta jornada gracias al nuevo vodevil de François Ozon, Potiche, donde Catherine Deneuve deslumbra como líder de una hilarante revolución de las mujeres florero, y al hermoso relato antropológico ruso Ovsyanki, de Aleksei Fedorchenko.

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  • Catherine Deneuve y Fabrice Luchini (i) junto a Francois Ozon (d).
La Mostra se mantuvo en lo notable en su cuarta jornada gracias al nuevo vodevil de François Ozon, Potiche, donde Catherine Deneuve deslumbra como líder de una hilarante revolución de las mujeres florero, y al hermoso relato antropológico ruso Ovsyanki, de Aleksei Fedorchenko.

“Nunca he sido una mujer florero, pero en ocasiones sí me he sentido usada sólo en función de mi físico. Me gustaría ayudar con este filme a que la situación de las mujeres mejore, porque todavía queda un largo camino por hacer”, explicó Catherine Deneuve, que se iguala en Potiche a Natalie Portman de cara a la Copa Volpi.

En esta cinta, basada en la pieza teatral de Barillet y Grédy, la gran dama del cine francés interpreta a Suzanne Pujol, una adinerada mujer que, tras una vida dedicada a su jardín y a su marido, tiene que sustituir a éste como directora de una fábrica de paraguas y lidiar con las revueltas sindicales de una plantilla sobreexplotada.

El contenido agudo y reivindicativo de esta cinta es compatible, por obra y gracia del prolífico cineasta François Ozon, con un tratamiento ligero, casi ingrávido, que la convierte en una impagable píldora de diversión en la que también aparecen Gérard Depardieu y Fabrice Luchini. Y en la que el español Sergi López hace un gracioso cameo.

Pero la protagonista absoluta es Deneuve, que abre la película haciendo footing en chándal y es tan lista como para otorgar al realizador francés –que ya le dirigió en Ocho mujeres– carta blanca para hacer de ella una magnífica comediante.

“Puedo hacer reír, pero no soy una actriz de comedia. Me parece muy difícil”, aseguró.

Ozon, cuando vio cómo reaccionaba el país ante la candidatura de la socialista Ségolène Royal a la presidencia en Francia, descubrió que la obra Potiche estaba de plena actualidad y, de paso, volvió a uno de sus terrenos favoritos: el vodevil.

Así, disfruta con la ambientación burguesa de los setenta, con el tono sobreactuado y autoparódico y, una vez más, con su gusto por introducir números musicales entre lo kitsch y lo encantador.

“Cuando adapto una obra de teatro, me gusta hacer muy explícita su teatralidad”, confesó Ozon.

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