A pesar de que ayer no fue un buen día, debido a que las previsiones de lluvia hicieron que muchos de los ambulantes no se colocaran, y que faltara mucho cliente habitual al ritual de los martes, se pudieron ver ofertas sorprendentes que hacen que cualquier necesidad se pueda cubrir con poco dinero. Pero no es menos cierto que, si al portuense le cuesta sacar el dinero para comprar, al vendedor le supone en muchas ocasiones pérdidas rebajar tanto los precios, pero hay que competir no sólo con el comercio tradicional y las grandes superficies, sino con la falta de capital. Por tanto, hacen esfuerzos, y ayer se pudieron ver corbatas a un euro, pijamas de niño a dos, zapatillas a dos, zapatos de fiesta dos pares por tres euros, mallas de señora por cinco, palestinos o pañuelos por dos euros o dos prendas cinco euros, pijamas de señora a diez, zapatos de niño por tres euros, o medias y leotardos a uno.
Por supuesto, el mercadillo no supone que la calidad, como apuntan algunos de los vendedores, sea menor a la de las prendas que se encuentran en las grandes superficies. “Para el que quiere gastar algo más y llevarse una prenda buena, también tenemos género, pero el mercadillo se entiende por el bajo precio de los productos”, insisten en apuntar.
Con todo, aunque han visto disminuir el número de compras, aunque no de visitas, aseguran que la época prenavideña es una ocasión importante para acercarse al cliente, y este año consideran que la crisis económica hará que la gente prefiera poder comprar mayor cantidad de regalos a bajo precio que un sólo producto por el doble o el triple. Así, apuntan que obtendrán mejores resultados que años anteriores, aunque suene a contradicción.
Con todo, tienen como grandes enemigos a algunas tiendas instaladas en las grandes superficies que fijan sus precios muy a la baja, pero con todo, entienden que el trato que ofrecen es mucho mejor.