Miles de aficionados (una de las mejores entradas del año) desafiaron a la calurosa tarde en la capital del Santo Reino para vivir una final por tratar de ascender a Segunda RFEF y, al menos en intensidad, el encuentro respondió a las expectativas. Cumplió el Real Jaén con el deseo de Armengol, que al final fue suplente, de salir a comerse al Atlético Malagueño a pesar de que el empate les valía a los de Chumilla tras haber quedado en segunda posición en liga regular.
Los primeros minutos fueron un auténtico aluvión blanco en el que hubo más intención que acierto. El juego se volcó en la banda derecha, donde Edu López fue un correcto maestro de ceremonias. Se hartó el futbolista de ver cómo sus centros laterales no encontraban el remate de ninguno de sus compañeros y empezó a tirar desmarques a la espalda de la defensa malacitana, abriendo una vía en la que encontró petróleo el conjunto jiennense.
La primera la tuvo el lateral derecho a los diez minutos de partido. Se quedó completamente solo ante el portero, algo escorado, y acusó el no estar acostumbrado a estas situaciones en una definición que le salió más centrada y floja de lo que él habría querido. Por suerte para el club, para los miles de aficionados desplazados al Nuevo La Victoria y para el equipo blanco, pudo desquitarse tan solo cinco minutos después.
Estuvo muy blanda la zaga del filial del Málaga CF y recogió Edu la pelota tras los centrales. esta vez sí tuvo la pausa necesaria para aguantar a que el portero se fuese al suelo para cruzarla y hacer el primer tanto del partido.
Este tanto hacía que los malagueños necesitasen dos para frustrar el intento del Real Jaén de pasar de ronda en el play off y, quizás precisamente por eso, levantó el pie del acelerador el conjunto local. Se durmió el choque con los blancos utilizando la pelota para mecer al cuadro de la Costa del Sol a su antojo. Hubo mucha más cautela a la hora de buscar la portería contraria y esto propició unos minutos de sopor, hasta el descanso, sólo aliviados por la tensión de lo mucho que había en juego.
A pesar de las pausas de hidratación que partieron cada una de las mitades del duelo, el calor y el cansancio no tardaron en hacerse notar nada más volver de los vestuarios, espesándose aún más el ritmo del encuentro hasta que llegó Jesús para sacudirlo todo. Empató el Atlético Malagueño el choque cuando todavía quedaba media hora por disputarse y empezó la sesión de propia manicura dental para la afición del Real Jaén.
Y eso que el equipo demostró personalidad y se volcó para volver a aumentar la ventaja en el luminoso. Zaki, que fue junto a Edu López, el mejor jugador del partido (y eso que entró en el 60’) estrelló un balón en el poste tras internarse desde la izquierda. Armengol saltó al verde entre el aplauso de un respetable que sabe que el delantero se encuentra en estado de gracia y pudo desequilibrar el encuentro si el trencilla, Alejandro Ortiz, del colegio granadino, no hubiese hecho su particular e indignante aportación a un final de infarto.
Primero obvió una mano clarísima en el 70’ de un central del Malagueño que cortó un centro servido desde la izquierda en el interior del área y después realizó de nuevo el gesto de “¡Nada!” con los brazos mientras Armengol protestaba desde el suelo del área de castigo malagueña, tras haber sido muy claramente derribado. Unas decisiones que habrían significado un final distinto para un Real Jaén que mereció anotar algún gol más.
El fútbol estuvo a punto de brindarle a los blancos su cara más injusta porque a seis para el final se tuvo que aparecer la Virgen de la Capilla para que el remate de un jugador malagueño, desde el corazón del área, acabase fuera de la portería de un Javi Sánchez que ya se temía lo peor. Tuvo también la suya el conjunto capitalino para evitar la prórroga pues de nuevo Zaki caracoleó en la frontal, se coló dentro del área y remató raso con un crece de pelota que se marchó a centímetros del palo. La prórroga estaba servida y no iba a ser del agrado de la afición blanca.
El bajón físico en la plantilla jiennense fue evidente y también la falta de valentía para ir a por un encuentro que se terminó de complicar en el 96. Tras varias paradas consecutivas de Javi Sánchez en disparos desde la media distancia, Juanmita recogió el enésimo rechace y fusiló poniendo a los blancos por debajo en el marcador para locura de un banquillo malagueño que celebró sabiendo que el plan que habían traído a Jaén estaba dando sus frutos.
Sabiéndose eliminados, sabiendo que estaban en juego los sentimientos de miles de jiennenses a lo largo de 100 años de historia, Chumilla ordenó (ahora sí) ataque sin cuartel y comenzaron a llover los balones al área malagueña. Armengol tuvo la mejor justo al filo del descanso de la prórroga en un remate desde el corazón del área que se marchó pegado al palo de la portería visitante.
Los últimos 15 minutos de encuentro fueron una sucesión de balones colgados con fe pero sin precisión alguna. Un manojo de nervios en el que se diluyó toda esperanza de pasar a la segunda ronda del play off y que acabó en un mar de lágrimas jiennenses. Unas que regarán un año más los campos de la Tercera RFEF.