Llegar a vestir el uniforme del equipo de tu pueblo es, casi con toda seguridad, la mínima aspiración de un niño que comienza a dar las primeras patadas a un balón de fútbol. En mis tiempos, solo los virtuosos del balompié tenían acceso a esa meta.
Por suerte, en la actualidad, eso ha cambiado. Si nos damos un paseo cualquier tarde por el campo de fútbol, podremos observar como cientos de niños y niñas entrenan para poder llegar a hacer posible su sueño de triunfar en el mundo del fútbol.
A pesar de ser un equipo modesto y con pocos recursos, el Barbate ha podido conseguir que un ilustre como Paco Baena (máximo goleador histórico del Cádiz), vista su camiseta. Por otra parte, se debe destacar a esos pioneros que, saliendo de nuestra localidad, pasearon el nombre de Barbate por todos los campos de España. No quisiera olvidarme de ningún nombre y, si lo hago, pido perdón por ello. Pero me vienen a la cabeza aquellos nombres tan ilustres como Antón, Román, Alonso o Mori, que abrieron la puerta a los más recientes Melli y Francis.
Pero la mejor decisión que se ha tomado con respecto a este deporte fue, sin duda, la creación de la escuela de fútbol. De dicha escuela salió el jugador de nuestra localidad que más lejos ha llegado, de momento. Me refiero a Bryan Gil, que se ha convertido en el referente actual de todos esos niños que quieren convertirse en futbolistas.
A punto de cumplir 22 años, Bryan ya ha militado, con bastante protagonismo, en equipos españoles con tanta historia como Sevilla, Valencia, Leganés o Eibar. Por si fuera poco, en la actualidad es jugador del prestigioso Tottenham Hotspur, una de las entidades más potentes de la Premier inglesa. Siguiendo con el tremendo, a pesar de su corta edad, palmarés de Bryan, no hay que olvidar que ya ha sido internacional absoluto y es subcampeón olímpico. Casi nada.
Pero la mejor jugada del chico la ha realizado fuera de un estadio, cuando ha tenido el detalle de acordarse, en varias ocasiones, de su escuela, donando material para la misma.
En una escuela, en general, creo que la asignatura más importante es la de los valores. Y la escuela de fútbol de nuestro pueblo, por suerte, cuenta en esa materia con un verdadero catedrático.
Manolo Quintero fue un gran futbolista, de los mejores de nuestra localidad. Pero el Quintero profesor ha superado con creces al jugador. Para ello, solo hay que fijarse en la cara de ilusión de sus alumnos y alumnas cada vez que reciben alguno de sus sabios consejos.
Por todo ello, y a título personal, por supuesto, me apetecía, desde hace tiempo, brindarle este homenaje al que considero el mejor fichaje de la historia del Barbate. Evidentemente, no hablo solo de su trayectoria como futbolista.