España, junto con Alemania, fueron los países más visitados por Benedicto XVI, fallecido este sábado 31 de diciembre a los 95 años, ante sus casi ocho años de pontificado, con tres visitas cada uno de ellos. En el caso de España, el entonces pontífice viajó a Valencia; posteriormente, a Barcelona y Santiago de Compostela, y, finalmente, a Madrid.
Aunque no era el primer contacto de Joseph Ratzinger con España, Valencia fue la primera ciudad española que visitó siendo ya Papa, en 2006, poco más de un año después de ser elegido.
El viaje, que tuvo lugar con motivo del V Encuentro Mundial de las Familias, se vio ensombrecido por el accidente mortal de Metrovalencia, en el que murieron 43 personas, que fue motivo para que Benedicto XVI alterara su agenda para rezar un responso por las víctimas en la estación siniestrada.
Desde la estación de Jesús, donde tuvo lugar el accidente, el entonces Papa pidió su "descanso eterno y en paz" y, posteriormente, se mostró visiblemente emocionado al saludar a algunos de los familiares de las víctimas, en el interior de la Basílica de la Virgen de los Desamparados, donde el Santo Padre rezó a la patrona de los valencianos.
Entre otros mensajes que dejó en Valencia, Benedicto XVI destacó el "papel central" de la "familia fundada en el matrimonio" y se refirió a la secularización, para advertir de que "relegar" la fe "al ámbito meramente privado hipoteca el futuro de la sociedad".
Ratzinger fue recibido en la ciudad por los Reyes, mantuvo un encuentro con el entonces presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero; y la entonces alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, le hizo entrega de la llave de la ciudad.
Durante su estancia en Valencia, el entonces pontífice dejó claro su cariño por el país, "la noble y siempre querida España" que siempre le dejó "tan gratos recuerdos", tal y como expresó.
Este aprecio por el país, lo demostró cuatro años más tarde, en 2010, cuando Benedicto XVI volvió a España, en esta ocasión, a Santiago de Compostela, con motivo del Año Santo Compostelano, y a Barcelona, para la dedicación de la Sagrada Familia.
"Vengo como peregrino en este Año Santo Compostelano y traigo en el corazón el mismo amor a Cristo que movía al Apóstol Pablo a emprender sus viajes, ansiando llegar también a España. Deseo unirme a esa hilera de hombres y mujeres que, a lo largo de los siglos, han llegado a Compostela desde todos los rincones de la Península y de Europa, e incluso del mundo entero, para ponerse a los pies de Santiago y dejarse transformar por el testimonio de su fe", reivindicó el pontífice.
Asimismo, mostró su alegría al estar de nuevo en España, país del que destacó su pléyade de grandes santos, fundadores y poetas, como Ignacio de Loyola, Teresa de Jesús, Juan de la Cruz, Francisco Javier, entre otros; e invitó a España a "proyectar su futuro" desde "la verdad, la libertad y la justicia" comenzando "por los más pobres y desvalidos".
Además, en una entrevista con los periodistas que viajaban con él, Ratzinger declaró que España es el "país originario de la fe", pero también advirtió de un "laicismo y anticlericalismo fuerte y agresivo".
Desde Santiago, tomó de nuevo el avión para dirigirse a Barcelona, donde tras un recorrido en papamóvil entre las multitudes, celebró una ceremonia de dedicación al culto del templo de la Sagrada Familia.
Desde la basílica diseñada por el arquitecto Antoni Gaudí y ante 6.500 fieles y autoridades, el entonces Papa lanzó un mensaje a favor de la defensa de la vida desde el momento de su concepción y del matrimonio católico y pidió que la natalidad sea "dignificada, valorada y apoyada jurídica, social y legislativamente".
Diversos expertos consultados por Europa Press tras aquel viaje del Pontífice, coincidieron al apuntar que Benedicto XVI había dejado en España un mensaje de diálogo y entendimiento a través de sus palabras.
Apenas un año después, en agosto de 2011, Ratzinger volvió a España, esta vez a Madrid, para presidir la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en la que participaron cerca de dos millones de jóvenes. En aquella ocasión, Benedicto XVI lanzó mensajes que aún siguen de actualidad como el que envió a los jóvenes que buscan un empleo digno o el de responsabilidad ante la crisis económica.
En concreto, el entonces Pontífice insistió en que, si "los jóvenes no encuentran perspectivas de futuro", la sociedad "está equivocada" y pidió que se promuevan iniciativas para crear empleo.
Durante su paso por Madrid, Benedicto XVI cruzó a pie la Puerta de Alcalá acompañado por 50 jóvenes, diez de cada continente, y fueron muy sonados los lemas entonados por las multitudes como: "Esta es la juventud del Papa" o "se nota se siente, el papa está presente". También confesó a cuatro jóvenes durante 40 minutos en uno de los 200 confesionarios instalados en el Parque del Retiro.
Entre otros mensajes que dejó en la capital, el Papa defendió la "radicalidad evangélica" de la vida consagrada frente al "relativismo y la mediocridad" y llamó a los jóvenes a ser discípulos y misioneros frente al "individualismo predominante".
Además, resistió ante la fuerte lluvia y viento --que tiró algunas carpas hiriendo a algunos peregrinos-- junto a los jóvenes en la Vigilia de Cuatro Vientos, donde lanzó un espontáneo: '¡Sois más fuertes que la lluvia!'.
Durante sus tres visitas, gobernaba en España el PSOE, y Benedicto XVI tuvo ocasión de reunirse con el presidente del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, primero en Valencia, después en El Vaticano, en Barcelona y, por último, en Madrid.
En este último encuentro, en la capital, ambos líderes reiteraron la vigencia de los acuerdos entre España y la Santa Sede y hablaron de algunos asuntos como la situación económica en Europa o compartieron su preocupación por el aumento de una ideología xenófoba, tras el atentado en un campamento de verano en la isla de Utoya (Noruega).
Años más tarde, cuando Zapatero ya no era presidente del Gobierno, reveló que conversó en tres ocasiones con el Papa Benedicto XVI sobre la ley del matrimonio homosexual, cuando estaban diseñándola, que el Pontífice se mostró "incisivo" y que él le confesó que un católico le pidió que utilizara el término 'matrimonio homosexual'.
Asimismo, a lo largo de su pontificado y aprovechando sus visitas a España, Benedicto XVI también mantuvo encuentros con el líder de la oposición, el entonces presidente del PP Mariano Rajoy, en Valencia, en Santiago de Compostela y en Madrid.