En su habitual discurso de los sábados, Obama señaló que ese avance no sólo ha puesto en peligro el liderazgo de EEUU sino que también “condena a muchos estadounidenses a un futuro menor”.
El proyecto constituye una reestructuración del plan llamado “Que no quede ningún niño rezagado” promovido durante la pasada administración del presidente George W. Bush.
Obama indicó que al formular el plan se tomó en cuenta el hecho de que los demás países saben que el futuro económico de un país depende de la buena educación de sus ciudadanos.
“Nuestros competidores comprenden que la nación que nos supere en educación mañana nos superará como competidor (económico). Sin embargo, no nos hemos esforzado por reformar y fortalecer nuestro sistema de educación”, señaló.
Agregó que, como resultado, en las últimas décadas Estados Unidos ha perdido terreno y los niños de 15 años están lejos de la cima en ciencias y matemáticas cuando se les compara con los jóvenes de otros países.
El presidente indicó que bajo el liderazgo de la secretaria de Educación, Arne Duncan, su gobierno ya ha puesto en marcha un plan mediante el cual los estados compiten por fondos federales a través de la reforma y la elevación de las normas de calidad educativa.
Según las pautas del plan, los colegios que logren una excelencia en sus niveles serán recompensados y se alentará a los distritos a reformar las escuelas en las que no se logren esos niveles.