El invierno, como periodo de reflexión, ha inspirado A midwinter night’s dream, el nuevo álbum de Loreena Mckennitt, un trabajo en el que la cantante canadiense ha buscado aportar “luz y esperanza” porque está segura de los valores terapéuticos de la música: “Es como una farmacia oral”, dice.
La artista confiesa que viaja para buscar nuevos sonidos
De hecho, Mckennitt sabe que su música, afincada en la tradición celta y en las instrumentaciones que ha reunido durante sus viajes e investigaciones, es utilizada por cirujanos durante sus operaciones, en cuidados paliativos para enfermos terminales y hasta para la estimulación de los bebés.
“La gente utiliza mi música igual que yo utilizo la de otros, principalmente la clásica, porque la música es como una farmacia oral, puedes elegir entre muchos sonidos para acompañar tus estados de ánimo o para meterte en ellos, hay investigaciones fisiológicas que lo documentan”, explica la cantante canadiense.
Por eso, en su nuevo trabajo, Loreena Mckennit dice que intenta “introducir esperanza y alegría” en un periodo, el invierno, más relacionado con “la oscuridad y la tristeza”, algo que, según cuenta, ha hecho sirviéndose de su experiencia en la jardinería, una de sus mayores aficiones.
“En ésta época en mi jardín todo está muerto, por eso es un tiempo que utilizo para recapacitar, para pensar qué cosas voy a plantar, qué cosas voy a hacer”, explica esta cantante de ascendencia irlandesa y escocesa.
Su nuevo disco es, de alguna forma, una continuación de A winter garden, un álbum que publicó en 1995 y del que ha tomado cinco temas, que ha remasterizado de nuevo. Ha incluido también ocho nuevas canciones, piezas de la tradición cristiana que se remontan a diversos siglos –alguna es del XVII– y que ella misma ha adaptado.
Mckennitt explica que este disco es de alguna forma “accidental”, porque no ha seguido el habitual proceso de sus anteriores álbumes.
“Normalmente mis discos son como un documento, responden a viajes e investigaciones y se asientan más en periodos históricos o geográficos. En este caso, la investigación ya estaba hecha, fuimos al estudio Real World –el estudio de Peter Gabriel– y lo grabamos en cuatro días”.
Además de cantar –en algún tema en francés antiguo y en latín–, ella interpreta el piano, el acordeón y el arpa, dentro de un disco que cuenta con una larga lista de instrumentos, desde la lira o el laud griego a la zanfona o la fidula, y que se acerca a diversas tradiciones musicales, además de la celta.
Y es que para Loreena Mckennitt la cultura, la historia y la música celta es “un vehículo” que le ha permitido acercarse a muchas otras tradiciones y culturas, igual que la religión cristiana en la que fue educada le ha permitido acercarse a otros caminos espirituales.
“Tengo un gran aprecio por muchas tradiciones espirituales que he conocido”, apunta la cantante que, asegura, nunca intenta “dar mensajes” a través de su música sino más bien “compartir con la gente cosas que he aprendido en la vida, unas pueden ser buenas y otras malas”.
El próximo 7 de diciembre Loreena Mckennitt actuará para el Vaticano en el XVI Concierto de Navidad, en un tradicional evento que reúne a artistas internacionales de diferentes culturas en torno al mensaje navideño.
Será uno de los pocos conciertos que ofrecerá este invierno porque, de momento, no tiene previsto hacer una nueva gira.
Tras haber participado en diversas bandas sonoras, Loreena Mckeenitt ha participado ahora en la película de Campanilla, de Dysney y tiene en proyecto trabajar en un largometraje sobre las mujeres en el periodo otomano.