El bajo nivel del Rin, vinculado a las temperaturas extremas que se registran en Alemania como resultado del cambio climático, dificulta el transporte de mercancías y materias primas por esta vía fluvial clave para el aprovisionamiento de carbón y carburantes, entre otros.
La sequía, unida a varias olas de calor, ha dejado "niveles atípicamente bajos", según la Dirección General de Vías Fluviales de Alemania (GDWS) en un río que conecta importantes emplazamientos industriales desde Rotterdam (Países Bajos) hasta Basilea (Suiza).
No se ha alcanzado todavía la situación extrema de octubre de 2018, cuando un tercio de las empresas de la región tuvieron que restringir su producción debido a la falta de materias primas, pero según los expertos no se puede contar con que la situación se relaje en las próximas semanas.
En uno de los puntos más críticos para la navegación, en Kaub (al suroeste de Alemania), el nivel del agua alcanzaba este jueves 71 centímetros, mientras que en 2018 llegó a bajar a 25 centímetros.
No obstante, según explicó a Efe Claudia Thoma, una portavoz de la GDWS, es de esperar que de cara al próximo periodo los fluviómetros sigan registrando o bien leves reducciones o bien un estancamiento.
Ello obliga a las empresas de transporte a utilizar buques más pequeños y de menor calado y a reducir el volumen de carga, señaló, revirtiendo la tendencia de las últimas décadas a emplear embarcaciones cada vez mayores.
"En el Alto Rin en estos momentos los barcos transportan menos de la mitad de los volúmenes de carga habituales," destacó Thoma, en referencia a la parte del río que transcurre hasta la altura de Kaub.
Por su parte, Ocke Hamann, director de la Cámara de Comercio e Industria del Bajo Rin -una de las regiones más industrializadas de Alemania- destacó que en algunos casos los barcos sólo pueden ir cargados a un tercio de su capacidad.
Según explicó a Efe, a diferencia de 2018 la sequía llega en un momento en el que los mercados están "muy nerviosos" debido a los problemas con las cadenas logísticas y a la crisis energética relacionada con la guerra en Ucrania.
Según apuntó Hamann, hay una gran demanda de carbón debido al plan de reactivar las centrales que funcionan con este material para generar electricidad y así ahorrar gas, y la vía prioritaria para su transporte es el Rin, puesto que el ferrocarril está al máximo de su capacidad.
"El bajo nivel del agua llega en el peor momento imaginable para todos. Los precios están por las nubes y prácticamente es imposible conseguir espacio en los barcos," lamentó.
Ello obliga a muchas compañías a aplazar planes a medio y largo plazo ante la necesidad de gestionar un día a día en modo de "crisis crónica", lo que no ofrece un pronóstico favorable de cara a la coyuntura económica, señaló.
Junto al carbón, preocupa el impacto para el suministro de carburantes y en las últimas semanas han dado la voz de alarma la asociación Fuels und Energie, que representa a empresas como Shell, Total o BP y la Asociación Central de Gasolineras.
Ésta alertó de una subida del precio del diésel y la gasolina e incluso de que podrían producirse carencias ante una eventual escasez de camiones para transporte por carretera.
También la asociación de importadores de petróleo suizos Avenergy calificó la situación de "tensa", en vista de que cerca de un tercio de los carburantes que llegan a Suiza lo hacen por el Rin y de que el país alpino está tratando de almacenar petróleo de calefacción para suplir posibles carencias de gas.
Tras las dificultades que se vivieron en 2018, el Gobierno federal alemán puso en marcha el plan de acción "Bajo Nivel Rin", que plantea entre otras medidas la elaboración de mejores pronósticos sobre el nivel del agua para que las empresas puedan prepararse para situaciones extremas.
No obstante, Hamann señala que esto es de poca utilidad para la industria y aboga por el contrario por que se incentive la construcción de barcos "más planos y más ligeros" que puedan navegar con menos agua.
Destaca además que es preciso agilizar las labores para adaptar el lecho fluvial en ciertas zonas del Rin, un proyecto que está previsto realizar a lo largo de la próxima década y que es blanco de críticas por parte de organizaciones de defensa del medio ambiente.
Éstas argumentan que una profundización del cauce incrementaría la rapidez del flujo de agua, lo que podría causar diversos daños para el ecosistema e incluso reducir el nivel del agua en otros tramos.
Además, los detractores del proyecto señalan que distrae de la verdadera prioridad para evitar ulteriores bajadas del nivel del Rin, la lucha contra el cambio climático.
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El bajo nivel del río Rin pone en riesgo el transporte de materias primas
La sequía, unida a varias olas de calor, ha dejado "niveles atípicamente bajos" en un río que conecta importantes emplazamientos industriales desde Rotterdam
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