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Arabia Saudí, África y Latinoamérica apuestan por la lucha contra la desertificación

Para 2050, las sequías podrían afectar a más de tres cuartas partes de la población mundial

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  • Sequía.

La desertificación de los ecosistemas es un problema acuciante a nivel mundial. Si bien es cierto que parte de este fenómeno es natural, la actividad humana ha impactado gravemente y acelerado la desertificación a niveles muy preocupantes. Ante esta situación, Arabia Saudí, África y Latinoamérica están apostlando por la lucha contra la desertificación con distintos proyectos.

Según datos de Naciones Unidas, entre 1900 y 2019, las sequías afectaron a 2.700 millones de personas en el mundo, y actualmente, las previsiones estiman que para 2050 las sequías podrían afectar a más de tres cuartas partes de la población mundial.

Este año, España acogerá el día Mundial de Día de la Desertificación y la Sequía, que tiene como lema ‘Levantarse juntos de la sequía’. Las iniciativas en la lucha contra el progreso de la desertificación se centran en disminuir los efectos del cambio climático, favoreciendo una recuperación de los ecosistemas y la biodiversidad y ayudando así a capturar carbono de la atmosfera, así como garantizando un futuro para las personas y el planeta.

LA GRAN MURALLA VERDE

La Gran Muralla Verde Africana es uno de los proyectos más ambiciosos. Esta iniciativa, liderada por África y en la que la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación es un socio clave, busca hacer crecer 8.000 kilómetros de vegetación a lo ancho del continente para transformar la vida de millones de personas que viven en la primera línea del cambio climático.

El proyecto arrancó en 2007 y sus raíces se encuentran en la región de Sahel, donde comunidades desde Senegal hasta Yibuti están luchando contra la desertificación en una de las zonas más afectadas del mundo.

REFORESTACIÓN EN ARABIA SALUDÍ

Para atajar la falta de precipitaciones del país, el reino saudí ha diseñado un ambicioso plan que quiere aumentar las lluvias del reino entre un 10 y 20% con la modificación del clima y siembra de nubes, que consiste en liberar partículas de yoduro de plata u otros aerosoles en cierto tipo de nubes para potenciar las precipitaciones o nevadas.

El Plan se desarrollará en dos fases que centrándose en algunos de los puntos más poblados del reino como las regiones de Riad, Qassim y Hail, en primer lugar, para seguir con Asir, Al-Baha y Taif, puntos próximos al Mar Rojo.

Además, por otro lado, Arabia Saudí ha encomendado al ingeniero agrónomo español Salvador Roig convertir Rub al-Jali, el mayor desierto de arena del mundo, en un bosque del tamaño de España, para potencia la economía sostenible, así como luchar contra el cambio climático.

La acción se enmarca en la ‘Saudí Green Initiative’, un proyecto que aspira a plantar millones de árboles, reducir la huella de carbono y proteger el agua y la tierra del reino, y se engloba en la Visión 2030, proyecto de reforma económica y social para abrir Arabia Saudí al mundo.

SIEMBRA Y COSECHA DE AGUA

En Iberoamérica se encuentran algunos de los países más vulnerables al cambio climático. Por ello, apuestan por nuevos enfoques para la gestión del agua, que no se basen solamente en soluciones construidas por el hombre, sino aprovechando ‘Soluciones Basadas en la Naturaleza’, que según Miteco, consisten en una serie de procesos naturales, o que imitan a la naturaleza, que se pueden utilizar para mejorar la disponibilidad y la calidad del agua, reducir los riesgos de los desastres asociados al agua y mejorar la adaptación al cambio climático.

En diversos países de Iberoamérica, como Costa Rica, Perú o ecuador, aplican la “siembra y cosecha de agua”, construyendo infraestructuras naturales (reservorios), que permiten almacenar agua de las lluvias, incrementar su infiltración y aprovecharlas en las épocas de sequía

Los enfoques pueden ser diversos, y más de 100 países han firmado su compromiso en la lucha contra la desertificación en acuerdos con Naciones Unidas, para evitar, ralentizar y revertir la pérdida de tierra productiva y de ecosistemas naturales, atajando así el cambio climático.

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